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La marea verde contra viento, lluvia e iglesia

La marea verde contra viento, lluvia e iglesia


Escribe: Belén Perco - Fotografías: Sebastian Ruiz

Un día después de que los senadores rechazaran el proyecto de ley de la campaña nacional por el derecho al aborto legal seguro y gratuito, presentado por séptima vez, la capital federal amaneció verde y así permanece.



Lucia Achaval tiene 23 años, es estudiante y fue al Congreso porque está comprometida con el movimiento feminista “Me sentí llena y completa. No salió la ley y siento mucha angustia, pero sé que esto recién empieza y que logramos que se hable, que se avance, y que se tome conciencia de que estamos legislados por dinosaurios. Hoy siento angustia pero sé que somos muchas y vamos a ser cada vez más. El feminismo es un camino de ida.”





Lo vivido el miércoles en las calles, quedará en la memoria de todxs como el día en el que se pudo haber finalizado con las muertes producidas por abortar en la clandestinidad, el día en el que todxs hubiesen podido decidir cuándo maternar y cuándo no, pero fue el día en el que 38 senadores decidieron seguir manteniendo el aborto en la ilegalidad.





La marea verde estuvo compuesta por mujeres, chicas y chicos trans y hombres de todas las edades, pero fue protagonizada por mujeres jóvenes. Uno de los objetivos de la campaña nacional era que la interrupción voluntaria del embarazo deje de ser un tema tabú, que el debate llegue a toda la sociedad y que se instale desde las bases, en las más jóvenes, y lo lograron.



Toda la Avenida de mayo estaba teñida de verde y mucho glitter. Ni el frío ni la lluvia detuvieron los cantos, ni los santos, ni los colores, ni la multitud de personas que desde las 9 de la mañana había colmado todo el Congreso. “Y ahora que estamos juntas, y ahora que si nos ven, abajo el patriarcado, se va a caer. Arriba el feminismo que va a vencer. Arriba este proyecto que va a ser ley.” Y el aullido de todas generaba escalofríos. Entre abrazos, besos, sonrisas, carteles, lagrimas, selfies, esperaban la votación.





Trinidad Molina tiene 20 años y fue con sus amigas para demostrar el apoyo al proyecto, dijo que vivió la manifestación como un espacio de encuentro y compañerismo “Siento que no hay diferencias entre nosotras. Siento que tenemos dinosaurios en el senado porque sus declaraciones son increíbles. Es un logro que el debate haya llegado al Congreso.”





En las calles se proyectaba el debate en vivo, todxs sabían de la gran presencia de la Iglesia que movilizó gente en contra del proyecto, de la ideología que impera en los sectores más conservadores de la sociedad unidos no por el amor a la mujer, sino por el odio a su placer, goce y autonomía, pero aun así ningunx perdió las esperanzas y pusieron el cuerpo hasta que dieron el resultado final.





A las 2 am el rechazo al proyecto de ley fue seguido del festejo de un grupo de gente de celeste concentrada en Hipólito Yrigoyen y Entre Ríos, que no superaban las tres cuadras. Motivados por el resultado de la votación de mantener el aborto en la clandestinidad, tiraron fuegos artificiales al cielo haciendo sonar el himno nacional.





La angustia e impotencia de lxs que estaban para apoyar el proyecto y que coparon todas las avenidas, no solo se reflejó en llantos y abrazos, sino que también en cantos y saltos “Iglesia, basura, vos sos la dictadura.”





El verde vino para quedarse, basta con subir a un colectivo, un subte, o esperar en una esquina y detenerse a observar la cantidad de personas que llevan su pañuelo verde colgado en la mochila, la cartera, en la muñeca, el cuello o el pelo, demostrando que no fue una derrota y que la lucha continua hasta que sea ley.