Contrainformación

Si nos quieren muertas, produzcan sin nosotras

Si nos quieren muertas, produzcan sin nosotras


Escribe: Belén Perco - Fotografías: Sebastian Ruiz

En el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, miles de mujeres pararon en sus trabajos y se manifestaron el 9 de marzo en Plaza Congreso.




Entre las consignas principales se encontraba la exigencia de presupuesto para la Ley de Protección Integral de las Mujeres, la implementación de la ESI, la legalización de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la baja de la brecha salarial entre hombres y mujeres que supera el 25%, el acceso a un trabajo formal para personas trans y disidencias y el repudio a una realidad patriarcal para visibilizar que en lo que va del año, la Argentina lleva más femicidios que días.










El movimiento feminista logró contener muchos reclamos y problemáticas que exceden lo laboral, que refieren a la libertad sexual, a la educación, a la identidad, a la nacionalidad y a la pobreza. Es un movimiento interseccional que cada día incorpora nuevas herramientas, nuevas prácticas, nuevas reflexiones y debates algunos saldados, otros que no, pero siempre repensando la realidad social en pos de una sociedad más justa, libre y equitativa.






Mujeres jóvenes y ancianas, niñas y madres, marcharon con carteles escritos a mano llenos de amor y color que expresaban la diversidad que es el feminismo:

“Si nos quiere muertas, produzcan sin nosotras”
“Nosotras paramos”
“Hasta la plena liberación”
“Libertad para lxs presxs políticxs”
“No estamos todas, nos falta las que mataron”
“El machi-virus mata y no tenemos protección”
“Madre cuando yo elija”
“No nací de tu costilla, naciste de mi útero”
“No hay feliz día, hay 70 mujeres menos en 68 días”
“Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado”




Mucha rabia contenida en un cuerpo se liberaba en la unión con otros para formar una enorme masa verde llena de mujeres y disisencias que gritaban, que saltaban, que brillaban, reían y que al mismo tiempo luchaban y resistían. Son cuerpos que resisten día a día, porque la deuda es con las mujeres, las personas trans, con las disidencias, con las empobrecidas, las migrantes, las racializadas, las ancianas, las niñas. Porque el mundo sigue siendo de los hombres, blancos y ricos. Hasta que eso no cambie, las calles seguirán siendo nuestras.